Pude percibir que a los alumnos no hay que darles ni poca libertad, a menos que el momento lo amerite. Comprendí que hay que llamarles fuerte la atención, porque si no, no obe
decen, y además pude darme cuenta que mientras mejor sea la relación maestra y alumnos, mayor será la seguridad y confianza que tengan los niños en el grupo y al hacer alguna pregunta.
Para saber el nivel de conocimiento que tenían los niños les hice un examen diagnóstico en donde incluí las operaciones que para su grado ya debían dominar (suma, resta y multiplicación).
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